31 de agosto de 2010

¿Qué cigarrillo piensa fumar, señor concejal?








Por Acidonitrix

Es la pregunta que algunos de nuestros acuciosos concejales de Lebrija deberían estar haciéndose como consecuencia de aprobar los proyectos de acuerdos 020 y 021, mediante los cuales pignoran los recursos del muncipio del Sistema General de Participacinoes durante 20 años, en los rubros de Alcantarillado público y Saneamiento básico, así como los de los recursos de alumbrado público.

Y no serán los cigarrillos de celebraciones de una fugaz francachela, sino los de las interminables noches en los fríos calabozos donde terminarán su triste paso por el concejo municipal. Es conocido el monto de los dineros que se ofrecieron para los concejales que aprueben las 'iniciativas' de la alcaldesa municipal, por cuenta de los 'contratistas'.

No valen argumentos de supuestas honradeces. Por ejemplo, ¿cómo van a sostener que sus decisiones son honestas, que no reciben coimas para cambiar de parecer y apoyar con su voto dichos proyectos, concejales que han sido últimamente enemigos acérrimos de la alcaldesa como Alonso Valenzuela, Jorge Jaimes, Javier Stella? Ya sabemos que personajes de personalidad viscosa como Samuel Álvarez reptan vergonzosamente, lo que no obsta para que reciban mendrugos.

La honradez de Juan Rivera ya es conocida: dio muestras de ello cuando fue gerente de Arkas en Lebrija donde tuvo la desvergüenza de promocionar a personas para que abrieran cuentas y guardaran sus ahorros mientras a amigos y familiares los alertaba de retirar sus dineros porque la empresa iba a quebrar.

Es de público conocimiento el caudal de dineros que se ofrecen tanto para la jefa de la administración, algunos amigos y los concejales que se avengan a aprobar dichos proyectos de acuerdos. En eso no queda duda, como tampoco de que ya, tanto en algunas instancias de fiscalía, contraloría y procuraduría se dio inicio de oficio a la recolección de información para las preliminares investigativas.

De tal manera, nuestros concejales deben tener presente que dichos dineros de poco les servirán para agenciarse un buen abogado, y que, mientras tanto, sus bienes privados estarán sometidos a los vaivenes de una administración incierta, como será incierta la suerte de sus familias. ¿Vale la pena?

Igual, nuestra admirada y siempre ponderada alcaldesa, podrá, desde la cárcel, como una moderna Lady Godiva, ¡qué va!, una ultra moderna Yidis Medina, deslumbrarnos con sus mórbidas desnudeces en unas poses para la revista SOHO.

¿Alguien apuesta a que no será así?

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