30 de agosto de 2010

Conflicto, drogas y paz



POR DIEGO OTERO PRADA

Tomado de Cronicón Virtual


¿Qué habría hecho un país normal con cien mil millones de dólares? Tal vez solucionar su futuro para siempre. Pues bien: ese fue el gasto militar de los ocho años de Uribe.

LOS MÁS MÁS DE LOS MÁS

El conflicto interno colombiano, clasificado como "de baja intensidad" porque determina la muerte de más de mil personas por año, es responsable de una militarización impresionante del país, un gasto militar que se encuentra entre los diez más altos del mundo y un ejército propio de un imperio, ubicado entre los 17 más grandes del planeta.

En una situación como la de Colombia, con un conflicto que cumplió 46 años, el gasto militar comprende el que se clasifica como tal en el presupuesto de la nación, con un doble destino: el Ministerio de Defensa y la Policía Nacional. Pero, además, en él están parte de los "gastos en seguridad" del Ministerio del Interior y de la Justicia, y de agencias del gobierno como el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, INPEC, el DAS, la Fiscalía, la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo.

Y ESO NO ES TODO

Aparte de esos rubros hay otros que no se incluyen en este cálculo, provenientes de Municipios, Departamentos y entidades descentralizadas tales como ECOPETROL, Interconexión Eléctrica S.A., ISA, y empresas de telecomunicaciones o electrificadoras, que dedican recursos para defenderse de atentados a sus instalaciones o a su personal. Tampoco se incluyen los auxilios de gobiernos extranjeros que envían fondos para combatir a las guerrillas, los más importantes de los cuales son los de Estados Unidos a través del Plan Colombia, ni los presupuestos de las empresas industriales y comerciales del Ministerio de Defensa, como la Industria Militar, INDUMIL, ni el pago de pensiones, ni las demandas que cursan contra el Estado. Por lo tanto, las cifras que se dan se quedan cortas frente a lo que efectivamente se gasta para enfrentar el conflicto.

Sin tener en cuenta estos ítems, se encuentra que en el período 2002?2010 el gasto militar se acercó a cifras que oscilaron entre el 5,0 y el 6,0 por ciento del PIB.

CUADRO 1. GASTOS EN DEFENSA Y SEGURIDAD
Miles de millones de pesos

Fuente: Cálculos con base en información del Ministerio de Hacienda y Crédito Público.

EL CLUB DE LOS "MILLONARIOS"

En este cuadro se discrimina el gasto militar para enfrentar el conflicto interno colombiano en esos períodos, especificando los del Ministerio de Defensa y la Policía Nacional, y el 30 por ciento del correspondiente a entidades de los subsectores de justicia y seguridad, cifra que el investigador Luis Jorge Garay encontró que es la que se dedica a los aspectos que tienen que ver con la conflagración interna.

En total, los gastos pasaron de 11.003 miles de millones de pesos corrientes en 2002 a 23.065 miles de millones en 2010, con un incremento anual de 9,69 por ciento, en comparación con el aumento anual de la inflación, que fue de 4,93 por ciento. O sea, que el gasto militar tuvo un crecimiento real anual de 4,76 por ciento, para un aumento real en el período de 45,07 por ciento.

En proporción al PIB, el gasto militar en 2002 fue el equivalente del 5,38 por ciento, en 2004 subió al 6,02 por ciento, y en 2008 y 2010 bajó a 5,47 y 4,97 por ciento respectivamente. Pero, de cualquier manera, esas son las cifras más altas en América y Europa. En 2008, Colombia ocupó el décimo lugar en este gasto y sólo fue superada por Arabia Saudita, Israel, Omán, Chad, Jordania, Georgia, Eritrea, Irak y Emiratos Árabes Unidos.

EL TRISTE CAMPEONATO

En Latinoamérica, la mayoría de los países tenían en 2008 un gasto militar por debajo del 1,0 por ciento de su respectivo PIB (Argentina, Paraguay, México, Nicaragua, El Salvador, Guyana, Jamaica, Honduras, Panamá), otro grupo se encontraban entre 1,0 por ciento y 1,5 por ciento (Brasil, Venezuela, Perú, Uruguay y Bolivia), Chile se salía de la tendencia con 3,5 por ciento y Colombia era el caso excepcional con 5,47 por ciento.

En valores absolutos, con 12.468 millones de dólares, el gasto militar colombiano ocupa en 2010 el puesto 20 en mundo, muy por encima de todos los países de Latinoamérica y el Caribe, con excepción del Brasil.

Por tamaño de las Fuerzas Armadas, en 2006 Colombia ocupaba el puesto 17, con 285 mil hombres. En Latinoamérica sólo la superó el Brasil.

MEDIO VIVOS, MEDIO MUERTOS

Los gastos militares del gobierno central y sus entidades descentralizadas representaron el 15,33 por ciento del presupuesto de la nación en 2002, cifra que bajó a 15,11 por ciento en 2010. Los de funcionamiento equivalieron a 26,33 por ciento y 23,13 por ciento en los mismos años y los de inversión a 9,12 por ciento y 8,62 por ciento.

Si se suman los gastos militares y los del servicio de la deuda externa e interna, se tiene que estos dos rubros representaron el 53,43 por ciento del presupuesto de la nación en 2002 y el 41,6 por ciento en 2010.

Desde un punto de vista macroeconómico lo anterior significa que en los ocho años del gobierno Uribe un 50 por ciento de los egresos de la nación estuvieron orientados al gasto improductivo, que impide dedicar las sumas que se necesiten en actividades con las que se aumente la riqueza futura.

Sería necesario matizar la afirmación anterior en caso de que el endeudamiento se hubiera utilizado para inversión. Pero no. Buena parte de esas sumas permitieron que dineros provenientes de impuestos pudieran orientarse para financiar la guerra y sostener el déficit fiscal.

CONFLICTO Y DESPILFARRO

De agosto 2002 a agosto 2010, es decir, en los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe, Colombia destinó al gasto militar aproximadamente 100 mil millones de dólares, cifra impresionante que da una idea del despilfarro de recursos que implica el conflicto interno, sin incluir otros costos como los daños a la infraestructura, los secuestros, los delitos conexos, las muertes y los costos en la seguridad del sector privado.

De ahí que la mejor política para aumentar el crecimiento, el bienestar y la democracia sea la de acabar con el conflicto lo más rápidamente posible. La opción del diálogo es la más cuerda.

GOBERNAR DESPUÉS DE MORIR

Pero eso no es todo. El presupuesto presentado por el gobierno Uribe para 2011 sigue las mismas orientaciones de su período presidencial, con la circunstancia de que mientras suben las partidas militares, se disminuyen las dedicadas a agricultura, vivienda, educación y ciencia y tecnología.

En esta forma, los gastos para la guerra, incluyendo el Plan Colombia y otros, aumentan a 24.698 miles de millones de pesos, un incremento de 7,07 por ciento con relación a 2010, que representan un 5,09 por ciento del PIB, si se supone que este último tenga un crecimiento del 4,5 por ciento en 2011.

Como participación del presupuesto de la nación, el gasto militar asciende a 15,91 por ciento, el porcentaje más alto desde 2002. Es decir, que el gobierno Uribe deja un presupuesto nacional más militarizado y con menos recursos para el gasto social y para los sectores productivos.

Ese fue, quién lo creyera, su regalo de despedida.

Agosto de 2010.

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