16 de agosto de 2010

¿Almas de perro?




Por Koestler


Los colombianos nos jactamos de ser 'perros' y, con admiración nos referimos a alguien como un perro, para llamar a su picardía, audacia o viveza. No menos cierto es que se emplea el término en forma peyorativa para tratar a la persona que se pasa de vivo en las lides del amor.

Y hemos terminado interiorizando esta apreciación y, al parecer, las demás de la condición de perro, especialmente el servilismo. Y de tal manera, como perros, besamos la mano del amo que nos da palo y nos humilla.

No es que los colombianos seamos agradecidos, pues esa condición no se expresa para con quienes desinteresadamente trabajan por el bien colectivo. Somos serviles y rendimos pleitesía a quien nos muestra el foete, y alegres movemos el rabo y agradecemos a quienes más nos han golpeado. ¡Manes de nuestra tierra!

Porque “Cuando el sol de la cultura política se encuentra muy bajo, hasta los enanos proyectan una larga sombra”, Karl Kraus (1874-1936).

...

No hay comentarios: