7 de octubre de 2009

Más sobre Burribito y La Vaca

Por la Redacción



Como las muestras de la capacidad poco loable del fiel escudero del Presidente Uribe, su clon Burribito, ya preocupan hasta al Partido Conservador --siempre tan pegado a las rebatiñas del poder-- queremos brindar a nuestros lectores dos análisis que han salido sobre la política Uribe de subsidio a ¡LOS RICOS!

El primero es del Dr. Salomón Kalmanovitz, ex codirector del Banco de la República, cuyo artículo se titula: "Agro subsidio seguro"; el segundo, del exdirector del DAS, Dr. Ramiro Bejarano, que denominó: "Baloto uribista". Así que invitamos a nuestros visitantes a que lean dichos documentos.

Agro subsidio seguro

Por: Salomón Kalmanovitz
EL PROGRAMA AGRO INGRESO SEGUro (AIS) compensaba a los agricultores por los presuntos efectos nocivos que iba a tener el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos sobre sus actividades.

Se suponía que un poco de competencia los iba a lesionar tanto que para vencer su oposición al tratado, que atrasó durante un año las negociaciones, se les otorgó una ley atada originalmente con un billón de pesos al año. Toda la sociedad debía subsidiar entonces la ineficiencia de esos pocos.

El tratado nunca se firmó, pero los subsidios quedaron en pie. Andrés Felipe Arias se ufanaba de que la mitad de los recursos los destinaba a la investigación que iba a elevar la desastrosa productividad del sector, algo que en verdad no se puede corroborar: la información que provee el Ministerio de Agricultura ni siquiera incluye el programa Agro Ingreso Seguro.

Lo que se puede destacar de las convocatorias de apoyo que hace el Ministerio es que los recursos para adquirir unidades agrícolas familiares por campesinos y desplazados es de $20.000 millones, 2% de los recursos de AIS y que los trámites son tan engorrosos y caros que pocos son los campesinos que pueden acceder a ellos.

Los recursos canalizados a las familias más poderosas del Magdalena, de Cundinamarca y del Valle del Cauca eran del orden de $72.500 millones, 3,5 veces los recursos para los pobres y todavía no sabemos cómo se distribuyó el resto de los $900.000 millones. Existen múltiples programas que apoyan la capitalización rural, la palmicultura y la industria azucarera con condonación de créditos entre 40 y 20% del valor adquirido.

Lo cierto es que en estos dos gobiernos de Álvaro Uribe se ha consolidado la más vasta contrarreforma agraria de la historia del país: se completaron 4 millones de desplazados, con más de medio millón de hectáreas arrebatadas o abandonadas, elevando la indigencia de cientos de miles de familias que incluso habían alcanzado a ser clase media rural. Las políticas públicas y los subsidios no se dirigen a compensar el daño infligido a las víctimas, sino a financiar familias que tradicionalmente han ostentado la propiedad de latifundios que se mantienen ricas con la ayuda del Estado y con más de una oveja negra en negocios ilegales.

El hecho es que hay una larga tradición en el país de origen feudal que informa que los grandes propietarios de tierras pagan muy pocos impuestos. La propiedad del suelo les otorga poder político, pueden ocultarla del fisco y se valoriza con la inflación de alimentos, y con la demanda de narcos y de las clases medias urbanas.

A pesar de que no pagan por el Estado, los latifundistas tienen una gran sobrerrepresentación en él, por la vía del Congreso, ministerios y de la política regional. Durante el conflicto les correspondió pagar impuestos ilegales a las Farc y a los paramilitares, algo que gracias a la política de seguridad se les ha aliviado. Los impuestos de la población urbana y de los empresarios financiaron los gastos en seguridad que los salvaron.

No sólo no pagan impuestos, sino que capturan los que pagamos los ciudadanos para usufructuarlos en sus empresas agropecuarios o en sus aventuras políticas. Para cerrar la ecuación de injusticia infinita, los subsidios recibidos por esta plutocracia terrateniente están exentos de… impuestos, gracias a sus buenos oficios legislativos.

Tomado de: El Espectador, opinión, 4 de octubre de 2009

Imagen tomada de: http://www.salomonkalmanovitz.com



Notas de Buhardilla

Baloto uribista

Por: Ramiro Bejarano Guzmán
SI HAY ALGO MÁS IRRITANTE QUE LA escandalosa noticia de que el Gobierno a través del programa Agro Ingreso Seguro (AIS) ha hecho más ricos a sus amigos, es la torpe defensa que del mismo ha asumido el ministro de Agricultura, Andrés Fernández, el “Uribito Gordo”. Tan cínica es su postura, que ya hoy casi nadie recuerda la conducta censurable de su antecesor, Andrés Felipe Arias, bajo cuya administración surgió la piñata uribista.


En una insólita rueda de prensa, el ministro Fernández dijo mentiras, como la de que ninguno de los beneficiarios del programa AIS fue aportante de las campañas presidenciales de Uribe. ¿A quién creería que le hablaba?

Comparando la lista de aportantes a la campaña de 2002 con los beneficiarios de AIS, se aprecia, por ejemplo, que Alfredo Lacouture Dangond aportó 5 millones y recibió un subsidio de $457’820.574; Compañía Agropecuaria Balsilla S.A. aportó 5 millones y recibió un subsidio de $410’406.449; Inesa S.A. aportó 5 millones y le entregaron un subsidio de $444’398.315; Harold Abadía Campo aportó 1 millón y registra un subsidio acumulado de $1.522’602.419.

Adicionalmente, el envarado ministro que como su amo monta caballo portando una taza llena de café, también faltó a la verdad, metiendo en un solo saco subsidios y préstamos, los cuales presentó perversamente como si fueran idénticos. Una cosa es que muchas personas dedicadas a las labores del campo hayan recibido el auxilio oficial mediante el otorgamiento de créditos que deben ser pagados con intereses benignos, y otra muy diferente, es que eso sea igual a las dádivas que se han dispensado a dedo, curiosamente para favorecer a quienes han hecho del uribismo un dogma.

Pero además de las mentiras, al mejor estilo mafioso el ministro acudió a la sucia estrategia de que para que todos parezcan inocentes, es mejor que también todos sean culpables, y salió a untar a todo el mundo del pecado que él no supo exculpar. Para ello usó el expediente malicioso de equiparar a un servidor público con un respetado dirigente gremial, al que además usó injustamente para disfrazar las cuantiosas donaciones a otros. Fue el caso del presidente de la Asociación de Fiduciarias, quien de los $47 millones de un subsidio para riego y drenaje de los cuales apenas ha recibido 25, fue presentado en el contexto de haber sido premiado con un subsidio altísimo, sin ser ello cierto. Lo mismo hizo el ministro Fernández con Juan Mario Laserna —ex director del Banco de la República—, quien con razón protestó furioso ante la infame sindicación de ser beneficiario de subsidios, pues lo suyo fue un préstamo legítimo que canceló hasta el último centavo.

Y para acabar de agravar las cosas, el locuaz ministro del agro, con un desparpajo invencible, declaró a un medio radial que la Procuraduría prácticamente ya había impartido bendición al negociado del AIS, porque al final de una visita los funcionarios del organismo de control manifestaron su conformidad con las coartadas ofrecidas. ¡Ah, de modo que investigados y Procuraduría in situ se dan palmaditas y todo arreglado¡. De ser cierta la versión del ministro, ya sabemos en qué terminará esta investigación en manos del siniestro Absolvedor, Alejandro Ordóñez, el mismo que irresponsablemente señala a todos los jueces de ser criminales, pero exonera velozmente a los agentes del Gobierno.

Todo este ruido pasará pronto y los ricos protegidos del régimen seguirán enriqueciéndose más, porque, en su universo corrupto, dirán que si lo lograron los “Hijos del Ejecutivo”, Tomás y Jerónimo, que no tenían ni cinco cuando llegaron a la “Casa de Nari”, los demás también tienen derecho, no importa que se desangre impunemente el erario.

Adenda. ¿Y por qué hay que filmar al ex alcalde Lucho Garzón cuando anda de rumba?




Tomado de: El Espectador.com, octubre 3 de 2009, sección opinión

Foto tomada de:http://www.noticiasuno.com

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