19 de agosto de 2008

Reflexiones ácidas para Serpa

Por Acidonitrix
Así no se puede Dr. Serpa
Francamente es muy desleal del señor Gobernador de Santander escoger las horas de la noche para revisar el trabajo que se efectúa en el Hospital Universitario de Santander. Ese es un momento sagrado para que duerman desde los celadores hasta el director. Además, ¿qué importan los enfermos? Esos normalmente son unos "patinchados", escorias de la sociedad sin ninguna importancia.
En cambio, debería visitar a los amigos del club o de las tertulias políticas donde se decide, ahí sí, con gran solvencia moral, el destino de los patinchados.

No mi Dr. Serpa no malgaste su tiempo. Más bien visite otros lugares donde sí se le aporta al país. Es más, donde indudablemente Usted puede aprender de administración pública. Por ejemplo, dese una rodadita por Lebrija. A cualquier hora. En el día y encuentra a nuestra distinguida alcaldesa —si tiene suerte—.

Para su mejor comodidad le aconsejo que llame primero al celular de la Dra. Sonia y concerte la cita con su consueta, el Casandro. Y si la suerte le sonríe anote en su agenda la fecha de dos meses después. Y compre el baloto, que le aseguro es su día de ganarlo.

Ahora bien, si tiene mejor suerte, superior a la que tuvieron el Ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga y Luis Alfonso Hoyos el Director de Acción Social de la Presidencia, ella hasta le pasa al teléfono. Porque si no recibe a los de la plata en este gobierno menos va a recibir a uno que viene a pedir... cuentas.

Para evitar el aburrimiento de hacerle antesala a la alcaldesa, siempre ocupada en altos diálogos cocineriles, haga una pasada por el hospital. Indague cómo fue el proceso de selección del Director, con qué institución "avalada" lo contrató y la forma como mejoró el proceso de selección.

Porque eso si fue de lo mejor. Ella, siempre fiel a su palabra de dar empleo a los lebrijenses (pero extraterrestres) y consciente de que la tal meritocracia es un embeleco para descrestar tontos, escogió al segundo en el concurso, aplicando el principio de la deocracia lambocrática, para poner un recomendado de quien sabe quien. Ella no es boba, sabe que el nativo de Lebrija había ganado el primer puesto por mérito propio y no le quedaba debiendo ningún favor.

También le sugiero que pregunte por los funcionarios de la alcaldía y haga una polla a ver si adivina cuáles son de aquí y cuales de San Vicente; cuáles tienen relaciones de parentesco entre sí y cuáles no; cuáles forman parte de una rosca importada o tiene méritos propios. Y si acierta con todos, puede estar seguro de que Usted será el próximo presidente de la República.

No se desespere con la ausencia de la burgomaestra, pues en la noche sí llega. Cuando se han marchado los ilusos que van a pedirle los favores prometidos durante su campaña. Porque ella es una apasionada por trabajar en la noche. Bueno lo era. Hasta la noche en que la asustaron en la alcaldía. El estruendo fue terrible, ensordecedor. Como el ruido de mil latas de leche Klim. ¡No! ¡Qué va! Como el de un camionado de leche Klim que se derrumba de pronto en un lugar solitario.

Fue tal el susto, que ahora sólo trabaja hasta las 8 de la noche. Con decirle que hasta la encargada del archivo dejó de trabajar en el lugar de los espantos y ahora lo quiere hacer en una oficina de la Umata. Imagínese qué tan serio es lo de los espantos en la alcaldía de Lebrija. Es más, es de tal gravedad el asunto, que amerita un viaje de la alcaldesa —en compañía de sus concejales de bolsillo, claro está— a la isla de Taiwán a observar cómo se realiza el festival en favor de los espantos, para que monten en Lebrija una
Feria del espanto, con el ánimo de que dejen en paz a la burgomaestra.

Por último, Dr. Serpa, si con todo no puede entrevistarse con la Dra. Sonia Serrano, no se preocupe. No hubiera aprendido nada que valiera la pena. Eso ya lo saben los lebrijenses. Y más, los arrepentidos. Los que votamos y las que votamos por ella.

Así que señor Gobernador, váyase al club o la Triada, o hasta acuéstese a dormir, que será un tiempo mejor usado. Y perdone el tiempo perdido en estas elucubraciones. Era un sueño. Y los sueños, sueños son...


Ilustraciones
Vanguardia.com

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